Martes 5 de marzo – RECORDAR LA HISTORIA Y ARREPENTIRSE – LECCIONES DEL PASADO

LECCIONES DEL PASADO “Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos,…

 Martes 5 de marzo – RECORDAR LA HISTORIA Y ARREPENTIRSE – LECCIONES DEL PASADO

LECCIONES DEL PASADO

“Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:3, 4).

Martes: 5 de marzo

RECORDAR LA HISTORIA Y ARREPENTIRSE

Lee Salmo 106. ¿Qué acontecimientos históricos y sus lecciones se destacan en este salmo?

 

Salmo 106

1 Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia. ¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas? Dichosos los que guardan juicio, Los que hacen justicia en todo tiempo. Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; Visítame con tu salvación, Para que yo vea el bien de tus escogidos, Para que me goce en la alegría de tu nación, Y me gloríe con tu heredad. Pecamos nosotros, como nuestros padres; Hicimos iniquidad, hicimos impiedad. Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; No se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, Sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero él los salvó por amor de su nombre, Para hacer notorio su poder. Reprendió al Mar Rojo y lo secó, Y les hizo ir por el abismo como por un desierto. 10 Los salvó de mano del enemigo, Y los rescató de mano del adversario. 11 Cubrieron las aguas a sus enemigos; No quedó ni uno de ellos. 12 Entonces creyeron a sus palabras Y cantaron su alabanza. 13 Bien pronto olvidaron sus obras; No esperaron su consejo. 14 Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; Y tentaron a Dios en la soledad. 15 Y él les dio lo que pidieron; Mas envió mortandad sobre ellos. 16 Tuvieron envidia de Moisés en el campamento, Y contra Aarón, el santo de Jehová. 17 Entonces se abrió la tierra y tragó a Datán, Y cubrió la compañía de Abiram. 18 Y se encendió fuego en su junta; La llama quemó a los impíos. 19 Hicieron becerro en Horeb, Se postraron ante una imagen de fundición. 20 Así cambiaron su gloria Por la imagen de un buey que come hierba. 21 Olvidaron al Dios de su salvación, Que había hecho grandezas en Egipto, 22 Maravillas en la tierra de Cam, Cosas formidables sobre el Mar Rojo. 23 Y trató de destruirlos, De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él, A fin de apartar su indignación para que no los destruyese. 24 Pero aborrecieron la tierra deseable; No creyeron a su palabra, 25 Antes murmuraron en sus tiendas, Y no oyeron la voz de Jehová. 26 Por tanto, alzó su mano contra ellos Para abatirlos en el desierto, 27 Y humillar su pueblo entre las naciones, Y esparcirlos por las tierras. 28 Se unieron asimismo a Baal-peor, Y comieron los sacrificios de los muertos. 29 Provocaron la ira de Dios con sus obras, Y se desarrolló la mortandad entre ellos. 30 Entonces se levantó Finees e hizo juicio, Y se detuvo la plaga; 31 Y le fue contado por justicia De generación en generación para siempre. 32 También le irritaron en las aguas de Meriba; Y le fue mal a Moisés por causa de ellos, 33 Porque hicieron rebelar a su espíritu, Y habló precipitadamente con sus labios. 34 No destruyeron a los pueblos Que Jehová les dijo; 35 Antes se mezclaron con las naciones, Y aprendieron sus obras, 36 Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina. 37 Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, 38 Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. 39 Se contaminaron así con sus obras, Y se prostituyeron con sus hechos. 40 Se encendió, por tanto, el furor de Jehová sobre su pueblo, Y abominó su heredad; 41 Los entregó en poder de las naciones, Y se enseñorearon de ellos los que les aborrecían. 42 Sus enemigos los oprimieron, Y fueron quebrantados debajo de su mano. 43 Muchas veces los libró; Mas ellos se rebelaron contra su consejo, Y fueron humillados por su maldad. 44 Con todo, él miraba cuando estaban en angustia, Y oía su clamor; 45 Y se acordaba de su pacto con ellos, Y se arrepentía conforme a la muchedumbre de sus misericordias. 46 Hizo asimismo que tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos. 47 Sálvanos, Jehová Dios nuestro, Y recógenos de entre las naciones, Para que alabemos tu santo nombre, Para que nos gloriemos en tus alabanzas. 48 Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya.

Salmo 106 evoca también los principales acontecimientos de la historia de Israel, como el Éxodo, el peregrinaje en el desierto y la vida en Canaán. Recalca los atroces pecados de los padres que culminaron en el exilio de la nueva generación. De esta manera, es casi seguro que el salmo se haya escrito cuando la nación estaba en Babilonia, o después de haber ocurrido la repatriación, y el salmista, inspirado por el Espíritu Santo, relató para el pueblo de Dios estos incidentes históricos y las lecciones que el pueblo debería haber aprendido de ellos.

También este salmo, como los demás, apunta a la fidelidad divina a su Pacto de gracia, pacto por el que salvó a su pueblo en el pasado (Sal. 106:45). Expresa la esperanza de que Dios volverá a mostrar su favor al pueblo arrepentido y lo reunirá de entre las naciones (Sal. 106:47). La súplica por la liberación presente no es una ilusión, sino una oración de fe cimentada en la seguridad de las liberaciones pasadas de Dios (Sal. 106:1-3) y en el carácter inquebrantable de la fidelidad de Dios a su pacto con su pueblo.

Recordar los fracasos históricos de Israel en Salmo 106 es parte integral de la confesión de los pecados por parte del pueblo y del reconocimiento de que no son mejores que sus antepasados. La generación actual admite que es aún peor que sus antepasados, porque conoció las consecuencias de las iniquidades de las generaciones pasadas y la manera en que Dios ejerció su gran paciencia y su gracia al salvarlos, a pesar de que en el pasado habían andado deliberadamente por malos caminos. Si esto era así para ellos, piensa cuánto más para nosotros hoy, que tenemos la revelación del carácter de Dios y su gracia salvífica revelados en Jesús y en la Cruz.

Lo bueno de Salmo 106 es que el amor inquebrantable de Dios siempre prevalece por sobre los pecados del pueblo (Sal. 106:8-10, 30, 43-46). El papel clave de Moisés y Finees en alejar la ira de Dios señala a la importancia de la intercesión de Cristo en favor de los creyentes. Solo la experiencia personal de la gracia de Dios puede transformar una historia pasada en nuestra historia.

Salmo 106:13 dice: “Pero pronto olvidaron sus obras y no esperaron en su consejo”. ¿Por qué a nosotros también nos resulta tan fácil olvidar y no esperar, en nuestra vida?

Comentarios Elena G.W

Invito a todos los que profesan ser hijos de Dios a considerar la historia de los israelitas tal como está registrada en los Salmos 105, 106 y 107. Al estudiar detenidamente estas Escrituras, podremos apreciar más cabalmente la bondad, la misericordia y el amor de Dios…

¿Por qué el antiguo Israel se olvidó tan fácilmente de las intervenciones de Dios? El pueblo no retuvo en su memoria sus grandes y poderosas obras y sus palabras de advertencia. De haber recordado sus formidables intervenciones en su favor, no hubiese sido necesario que recibieran la siguiente reprensión…

Pero los hijos de Israel se olvidaron de Dios, al cual pertenecían por creación y redención. Después de ver sus obras maravillosas, lo tentaron (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 1 14, 124, 125).

¿No podemos nosotros, que vivimos en el tiempo del fin, darnos cuenta de la importancia de las palabras del apóstol: «Mirad, ¡hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo!» Hebreos 3:12

Sobre nosotros brilla la luz acumulada de los siglos pasados. El registro del olvido de Israel ha sido preservado para nuestra instrucción. En este siglo Dios se ha propuesto reunir un pueblo para sí de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas. Dentro del movimiento adventista, él ha obrado en favor de su heredad, así como obró por los israelitas al sacarlos de Egipto. En el gran chasco de 1844 la fe de su pueblo fue probada así como la de los hebreos al llegar al Mar Rojo. Si en los días tempranos los adventistas hubieran mantenido su fe en la Mano guiadora que los había acompañado en su experiencia pasada, habrían visto la salvación del Señor. Si todos los que habían trabajado solidariamente en la obra de 1844 hubiesen aceptado y proclamado el mensaje del tercer ángel bajo el poder del Espíritu Santo, el Señor habría hecho grandes cosas mediante sus esfuerzos. Una gran luz hubiera alumbrado el mundo. Hace años que los habitantes del mundo habrían sido amonestados, la obra final terminada, y Cristo venido para rescatar a su pueblo (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 126, 127).

La confesión no es aceptable para Dios si no va acompañada por un arrepentimiento sincero y una reforma. Debe haber cambios decididos en la vida; todo lo que ofenda a Dios debe dejarse. Tal será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos presenta claramente lo que tenemos que hacer de nuestra parte: «¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo; socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano, defended la causa de la viuda!» Isaías 1:16, 17 (El camino a Cristo, p. 39).

Elena G.W

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