Jueves 30 de noviembre – MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS – MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS

MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS “¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué…

 Jueves 30  de noviembre – MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS – MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS

MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS

“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mat. 16:26).

Jueves: 30 de noviembre

MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS

Jesús sabía cómo hacerse amigo de los poderosos. Muchos de ellos lo admiraban y lo respetaban, y al mismo tiempo, también muchos lo despreciaban. Los poderosos de la Biblia que acudieron a Jesús en busca de ayuda seguramente sintieron que él se preocupaba por ellos. Además, muchos de los ricos y los poderosos no acudieron abiertamente a Jesús de inmediato; esperaron hasta estar seguros de que Jesús fuera realmente el Hijo de Dios. Ese fue el caso de Nicodemo y de José de Arimatea.

Lee Mateo 27:57 al 60 (ver también Mar. 15:43-47; Luc. 23:50-53; Juan 19:38-42). ¿Qué nos dice este relato acerca de la manera en que el Señor utilizó a un rico que evidentemente había quedado impactado por Jesús?

 

Mateo 27:57-60

57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. 58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. 59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

 

Marcos 15:43-47

43 José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 47 Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.

 

Lucas 23:50-53

50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. 51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, 52 fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 53 Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.

 

Juan 19:38-42

38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. 40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. 41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. 42 Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Hasta este momento, no habíamos oído nada de José de Arimatea. De repente, aparece este rico, casi de la nada, y es utilizado para ayudar a cumplir la profecía. Dios usó, y seguirá usando, a los ricos para sus propósitos. Por lo tanto, nosotros también debemos tener una misión en favor de ellos.

Una de las fases más difíciles a la hora de entablar amistad con gente poderosa es definir por dónde empezar. En general, es mejor no perseguirlos; deja que ellos vengan a ti. Jesús hizo esto; ellos se convirtieron en testigos de su mensaje, de su sanación y del poder de Dios. Mientras mantenían un perfil bajo, se convencieron de que él era verdaderamente el Hijo de Dios.

Los poderosos tratarán de colaborar con un ministerio auténtico por varias razones. Quieren formar parte de algo bueno que cambie la vida de la gente. Y ellos saben que de esta manera su vida también puede ser transformada. Es una forma sutil de que los ricos y los poderosos obtengan la ayuda que necesitan sin revelar públicamente sus necesidades.

La segunda fase consiste en iniciar un auténtico ministerio como un medio para que los ricos y los poderosos formen parte del ministerio de Dios. Dedica algún tiempo a atender y considerar la vida de los ricos y los poderosos de tu sociedad.

 Desafío: Añade a tu lista de oración diaria a alguien que esté en una posición de poder, que no sea creyente y que sea alguien con quien podrías entrar en contacto de tanto en tanto.

 

 Desafío avanzado: Escribe una carta o un correo electrónico a alguien que está en un puesto de poder (aunque sea alguien que no conozcas) y dile que estás orando por él o ella.

Comentarios Elena G.W

José de Arimatea y Nicodemo vinieron en auxilio de los discípulos. Ambos hombres eran miembros del Sanedrín y conocían a Pilato. Ambos eran hombres de recursos e influencia. Estaban resueltos a que el cuerpo de Jesús recibiese sepultura honrosa.

José fue osadamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús…

Ni José ni Nicodemo habían aceptado abiertamente al Salvador mientras vivía. Sabían que un paso tal los habría excluido del Sanedrín, y esperaban protegerle por su influencia en los concilios. Durante un tiempo, pareció que tenían éxito; pero los astutos sacerdotes, viendo cómo favorecían a Cristo, habían estorbado sus planes. En su ausencia, Jesús había sido condenado y entregado para ser crucificado. Ahora que había muerto, ya no ocultaron su adhesión a él (El Deseado de todas las gentes, pp. 718, 719).

Necesitamos que un poder se posesione de nosotros ahora y nos conmueva a tener diligencia y fe ferviente. Entonces, bautizados por el Espíritu Santo, tendremos a Cristo, la esperanza de gloria, formado en nosotros. Entonces exhibiremos a Cristo como el objeto divino de nuestra fe y nuestro amor. Hablaremos de Cristo; oraremos a Cristo y acerca de Cristo. Alabaremos su santo nombre. Presentaremos ante el pueblo sus milagros, su abnegación, su sacrificio propio, sus sufrimientos, su crucifixión, su resurrección y su ascensión triunfal. Estos son los temas inspiradores del evangelio para despertar amor y fervor intenso en cada corazón…

Necesitamos nosotros mismos tener una viva relación con Dios, a fin de enseñar a Jesús a otros. Entonces podremos transmitir la viviente experiencia personal de lo que Cristo es para nosotros por experiencia y fe. Hemos recibido a Cristo, y con fervor divino podemos hablar de aquello que es un poder que reside en nosotros. La gente debe ser atraída a Cristo. Debe darse prominencia a su eficacia salvadora.

Los que verdaderamente aprenden sentándose a los pies de Jesús, descubren las preciosas gemas de verdad pronunciadas por nuestro Salvador, y discernirán su significado y apreciarán su valor. Y al hacerse más humildes y estar dispuestos a ser enseñados, su comprensión se abrirá para descubrir las cosas maravillosas de su ley, pues Cristo las ha presentado en forma clara y precisa (Mensajes selectos, t. 3, pp. 211-213).

Si solo comprendiéramos cuán diligentemente trabajó Cristo para sembrar la semilla del evangelio… Trabajaríamos incansablemente repartiendo el Pan de Vida a las almas moribundas.

Captemos el espíritu del gran Maestro. Aprendamos del Amigo de los pecadores cómo ayudar a las almas enfermas de pecado. Su corazón siempre se conmovía con la angustia humana…

Los siervos de Dios deben trabajar por las clases más altas, pero esto no significa que deben atarse con los grandes de la tierra, dependiendo de ellos para obtener fortaleza, influencia y éxito. El Señor muchas veces inclinará los corazones de los que están en posiciones de responsabilidad para otorgar favores al pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Pero cuando los siervos de Dios lo abandonan para buscar el reconocimiento de los hombres de la tierra, cambian el poder por la debilidad (Alza tus ojos, pp. 328, 329).

Elena G.W

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