Viernes 8 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – LECCIONES DEL PASADO

LECCIONES DEL PASADO “Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos,…

 Viernes 8 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – LECCIONES DEL PASADO

LECCIONES DEL PASADO

“Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:3, 4).

Viernes: 8 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Hechos 7 y Hebreos 11. Según el Nuevo Testamento, ¿cuál es el objetivo final de la soberana conducción de Dios sobre su pueblo en la historia?

Los salmos históricos son un poderoso testimonio de la fidelidad de Dios hacia su pueblo. Cada acontecimiento de la historia del pueblo de Dios era un paso providencial hacia el cumplimiento final de la promesa divina del Salvador del mundo en la persona de Jesús de Nazaret. Incluso las pruebas, que a menudo dejaban perplejo al pueblo de Dios y lo hacían pensar que Dios lo había abandonado, estaban bajo el control soberano de Dios y formaban parte de su providencia, porque Dios es el Señor supremo de la historia. El salmista presenta hábilmente la verdad de que ni siquiera la deslealtad del pueblo puede impedir que Dios conserve la fe en él y cumpla sus promesas. Sin embargo, las personas y los grupos impenitentes fueron excluidos de las bendiciones del Pacto, y su infame final sirve como advertencia duradera de cómo la vida sin Dios, u opuesta a Dios, destruye a las personas.

Los salmos animan a los hijos de Dios de todas las épocas a esperar en el Señor y a permanecer fieles a él. “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Elena de White, Notas biográficas de Elena G. de White, p. 193).

Para que el pueblo de Dios pueda avanzar sin temor, necesita conocer los hechos de su historia. Elena de White aconseja a los creyentes que lean Salmos 105 y 106 “por lo menos una vez por semana” (Testimonios para los ministros, p. 114).

La historia del pueblo de Dios demuestra que ninguna promesa que Dios haya hecho en su Palabra quedará sin cumplirse. Esto incluye tanto las promesas divinas de protección individual en la actualidad como las promesas futuras acerca de la segunda venida de Cristo, que establecerá el Reino de Dios de justicia y paz en la Tierra Nueva.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cuáles son las bendiciones de recordar la fiel conducción de Dios hacia su pueblo en la historia? ¿Cuáles son las consecuencias de olvidar o ignorar las lecciones del pasado? ¿Cómo podemos aplicar ese mismo principio a nosotros, como iglesia llamada a cumplir la misma misión que el antiguo Israel?

  2. ¿Cómo nos animan los salmos a reconocer el cuidado providencial de Dios en nuestra vida y a ejercitar la paciencia y la confianza en los caminos soberanos de Dios, incluso cuando no es fácil entender por qué las cosas suceden como suceden?

  3. ¿Cómo podemos hacer que el estudio de la historia del pueblo de Dios ocupe un lugar más destacado en nuestros cultos personales y comunitarios? ¿Cómo podemos ser más intencionales a la hora de contarles a nuestros hijos la historia más reciente del pueblo de Dios?

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